He aquí el mal llamado top 10 (porque nunca podría ubicarlos en orden de quién es mejor) de músicos no teóricos que han hecho historia. Algunos de estos músicos nunca estudiaron teoría musical o solfeo, otros lo hicieron de pronto en el transcurso de sus carreras y otros más abandonaron sus estudios. Pero todos ellos pudieron crear música sin saber de escalas o armonía en el sentido académico, simplemente usando la música para comunicarse.
10. Benny Moré. Se cuenta que en 1959, cuando se abrió una escuela de música en la Habana, Cuba, un cantante de unos 40 años se presentó a ella y humildemente preguntó por clases de solfeo. Pues este músico resultó ser ni más ni menos que Benny Moré, cantante y compositor cubano, que en ese momento ya tenía una enorme trayectoria en toda latinoamérica, habiendo trabajado con el Conjunto Matamoros, Perez Prado, Bebo Valdez y otros tantos más del mismo calibre. En su adolescencia, Bartolomé Maximiliano Moré había vendido frutas y verduras averiadas, hierbas medicinales y cortado caña. Con los ahorros de este último trabajo, al fin logró comprarse su primer guitarra decente. Uno de sus primeros logros fue ganar un concurso de radio cuyo premio era la posibilidad de una grabación. Cuando un participante cantaba mal, la producción del programa hacía sonar una campana. Habían pasado unos pocos segundos de que Benny comenzara su primer participación, cuando la campana sonó. Sin embargo, en una segunda participación, el empírico gano el primer lugar. Esta fue una primer ventana por la que el cantante comenzó a trabajar en varios grupos y cabarets hasta que fue descubierto por el grupo Matamoros, donde comenzó a ser leyenda.
09. Prince. ¿Qué harías si a tus 6 años tu padre se va de casa y se lleva sus cosas... excepto el piano? Tienes dos opciones: perderte en tus frustraciones y traumas o aprender a tocar el piano. Esa fue la opción de Prince Rogers Nelson, multi-instrumentista, compositor, arreglista, productor y en definitiva, otro revolucionario innovador en la música actual. Prince pasaba horas al piano sacando a oído los temas de sus series de televisión favoritas, como una forma de catarsis. Cuando su padre le regaló una guitarra, aprendió a tocarla rápidamente, y con la misma rapidez formó junto a su amigo André Cymone, varias bandas cuando aún estaban en la escuela. Prince escaló aceleradamente al punto de ser a sus 20 años, uno de los pocos artistas que han gozado de completa libertad creativa en Warner Bros. A esa misma edad grabó el disco For you, en el que todos los instrumentos son interpretados por él.
08. James Brown. De seguro es difícil aprender solfeo mientras lustras zapatos, recoges algodón, robas piezas de automóviles o estás en prisión. Con apenas educación en general y mucho menos musical, el joven James Brown encontró al fin su vocación musical tras ser acogido por la familia de Bobby Bird, quien tras ver su enorme potencial se convirtió en pieza clave de su estrellato. Productor de muchas de sus propias canciones, el guitarrista, pianista, organista y baterista James Brown es una importante figura en la configuración de nuevos lenguajes musicales como el soul y el funk.
07. Django Reinhardt. Nacido en 1910 en una tribu gitana de las afueras de París, empezó a sorprender por su habilidad con la guitarra desde que tenía 12 años, sin saber leer ni escribir, ni en su idioma y mucho menos música. Más adelante Django aprendería a leer y escribir pero nunca a usar solfeo. Sin embargo, Django es considerado una de las grandes figuras del jazz. Su estilo era una fusión de swing con la tradición musical gitana del este europeo. Un incendio en su casa-caravana en la que vivía junto a su mujer le causaría graves quemaduras en su mano izquierda, razón por la cual el músico sólo podía utilizar sus dedos índice y medio para tocar la guitarra. Fue por estas "limitantes" (no saber solfeo y la condición de su mano izquierda) y por la forma en que Django vivía la música, que el músico gitano logro configurar un estilo único que luego sería admirado por otros grandes como Charlie Christian y Les Paul.
06. B.B. King. "De chico solía sentarme en las esquinas de las calles de Indianola (Mississipi) a tocar, poniendo un sombrero para tips. Cuando la gente me pedía un gospel, me felicitaba mucho y dándome palmaditas en la espalda me decía que yo llegaría muy lejos algún día. Luego se iban sin dejar nada en el sombrero. Pero la gente que me pedían tocar un blues, siempre dejaba tips. Por eso fui inclinándome al Blues." B. B. King, quien aprendiera a tocar escuchando en primer lugar a otros grandes del blues como Lonnie Jhonson y Blind Lemon, tuvo poco tiempo de estudiar. La vida lo llevó de las esquinas a los clubes, a la radio y al final a apoderarse del mundo entero con su genial estilo de tocar, en el que lo dice todo con muy pocas notas. Se dice que una vez aconsejó a los jóvenes en una entrevista a que no hicieran como él: hay que estudiar música. Eso es muy cierto, pero es también innegable el mensaje que va implícito a lo largo de su vida como músico: ¡no dejes de vivir tu música como una aventura!
05. Paul McCartney. "Me asustaba la música clásica... Beethoven, Tchaikovsky, palabras mayores como esas. El otro día, un taxista tenía unas partituras de Mozart y yo le pregunté: ¿qué es eso? y me respondió: Ah, esto es algo de otro nivel. No le gustará. Así solía pensar yo acerca de la música académica... ya sabes, como algo demasiado inteligente. Y no lo es, ¿sabes? Es justo lo que pasa en el pop en este momento (refiriéndose a que a la gente le parece complejo) El pop es la música clásica de hoy..." Estas son las palabras de Paul McCartney en una de tantas de sus entrevistas. En el documental Anthology habla además de la aventura empírica que supuso su vida como músico, cuando al ser unos adolescentes junto a George Harrison se atravesaban toda la ciudad por aprender un acorde. "Alguien nos dijo que un chico sabía el acorde de B7. Nosotros sabíamos E y A, pero no B7, así que atravesamos la ciudad y al encontrar al chico le dijimos a ver, toca B7... y lo aprendimos ¡era el acorde que nos hacía falta!"
Paul era quizá el Beatle con el mayor instinto musical de los cuatro. Tanto era así que, aunque no escribía las partituras de los arreglos, sabía tocar o tararear exactamente lo que quería en sus canciones, al punto en que a veces, George Martin tenía poco o nada que hacer. En una de sus biografías se dice que su padre trató de convencerlo de estudiar solfeo en un momento de su juventud, pero al parecer, Paul prefirió seguir su camino musical lejos de las partituras y lecciones...
04. Alejandro Amenábar. Eeeh... ¿Amenábar... el director de cine? ¡Exacto! Este cineasta español es uno de esos geniales bichos raros, que son capaces de concebir una película en su totalidad. ¡Incluyendo la banda sonora! Grandes películas como Tesis, Abre los ojos (de donde Tom Cruise sacó la adaptación Vanilla Sky) y Los Otros, no serían lo mismo sin el score proveniente de la fecunda imaginación de Amenábar. Alejandro se levanta en la mañana tarareando bandas sonoras que acompañan escenas en su cabeza. Hace sus maquetas de música utilizando teclados, samples, multipistas o computadora (aunque admite que la PC no es su fuerte) que luego son traducidas en armaduras de clave, pentagramas, negras, corcheas y todo lo usual de una partitura a solfeo, por otros músicos, arreglistas y editores. Desde luego, el equipo de trabajo entero hace su aporte creativo, pero la esencia de la música proviene del cerebro de Alejandro, quien samplea, tararea, silva y luego graba las melodías y armonías que se le ocurren, porque no sabe solfeo...
03. Calle 13. Si vamos a hablar de una reinvención de la música latina en los últimos tiempos, es imposible dejar de lado a Calle 13, formado a la cabeza por Eduardo "El Visitante" Cabra y René "El Residente" Pérez. Al parecer Eduardo tomó un par de cursos en el conservatorio de música de Puerto Rico. Pero en definitiva prefirió explorar la música afuera, lo urbano, lo humano que se encuentra en las calles de todo el mundo. Residente por su parte estudió cine (por eso quizá la genialidad de los videoclips) y regresó a Puerto Rico a trabajar en una firma de arquitectos. Admirador del hip hop underground, pronto comenzó a escribir sus versos y ganarse un puesto como letrista. Mark Rivera e Ismael Cancel, guitarra y batería de la banda respectivamente, nunca estudiaron solfeo. Mark toca su guitarra compartiendo con otros guitarristas y Cancel nunca fue admitido en el conservatorio de Puerto Rico para estudiar percusión, porque no sabía solfeo.
02. Jimi Hendrix. El pequeño Hendrix nacido en Seattle, Estados Unidos en 1942, obtendría unos años más tarde, su calificación más baja de la escuela: una F en la materia de música. Hendrix comenzó a tocar armónica desde los 4 años. A los 14 compró su primer guitarra acústica por $5 dólares y comenzó a tocarla escuchando a otros grandes como B.B. King. Hendrix deja la escuela y comienza su búsqueda dentro de la música. Es en una gira de varios artistas de blues llamada Chitlin´Circuit donde Hendrix, convirtiéndose en una presencia fija (tocaba guitarra en The King Casuals y era parte de las bandas de otros músicos de la gira) consolidó su conocimiento del lenguaje del blues. Más adelante, Hendrix conocería a Chas Chandler, ex bajista de The Animals que justo en ese momento quería hacer carrera como productor y mánager. Con un sonido en mente para Hendrix, ambos se dieron a la tarea de encontrar a otros 2 músicos para formar un power trio. Tras varias audiciones dieron con Noel Redding, guitarrista que tomaría el bajo, y Mitch Mitchell en la batería. Así nace The Jimi Hendrix Experience, donde Hendrix configuró ese estilo ácido y contundente, un lenguaje totalmente diferente que hizo babear a otros grandes como Eric Clapton, Jeff Beck y The Who mientras observaban su pirotecnia en el escenario, resultado de una búsqueda totalmente empírica.
01. Mozart. Antes de que pongas el grito en el cielo ante tan atroz aseveración, déjame explicarte el por qué he puesto al icono de la genialidad musical por excelencia, en este top 10. Simplemente me parece un valioso ejercicio para comprender cómo se vive la música orgánicamente. Es obvio que Mozart sabía solfeo, pero inició en la música sin saberlo, me atrevo a decir, como la gran mayoría de nosotros. Mozart siempre estuvo inmerso en un ambiente musical. Su padre notó su musicalidad desde el momento en que el pequeño escuchaba con inusual atención los ejercicios de piano de su hermana mayor. A los 3 años, jugaba de buscar intervalos de tercera en el piano (sin saber qué cosa era un intervalo de tercera, simplemente encontrando una relación sonora placentera escuchando tales intervalos) e interpretaba melodías que sacaba a oído.
A los 5 años, Mozart improvisaba e inventaba melodías en el piano. ¿Y qué es la improvisación sino la creación de música más honesta y natural? Fue entonces cuando su padre comenzó a enseñarle bases de solfeo, cabe recalcar, a manera de juego. ¿Crees que a los 5 años has tenido suficiente tiempo para estudiar, poder componer e improvisar siguiendo las reglas teóricas de escalas y armonía? Lo más probable es que improvises porque ocupas la música para comunicarte. Así lo hacía Mozart a los 5 años.